Amarillo
tirando a verde son los mimos
que me
guardo en el dobladillo
del
vestido de Domingo
esperando
que me invites a las feria.
Amarilla
me pongo cuando me dejas por…
No se
qué
y
cuando me lo explicas es aún peor
porque
no entiendo ese por qué.
Ya no
es rojo mi enfado,
si no
un enojo amarillento
en
pretensión de llegar a un verde sencillo,
que
concluya en el mirarnos tu y yo
y
sosegarnos del todo al reinarnos.
Adquieres
entonces tú y como respuesta
un tono
amarillento ceniciento,
tirando
a un verde ahogado en esperanza
y a la
vez sediento de vivir,
que es
como el contratiempo de habernos conocido;
y nos
lleva a tragar un amarillo chantaje que no es nuestro,
amarillo
egoísmo ajeno,
amarillo
proyectado en lo que en otros despiertas
y
ciegos, no te ven cómo eres:
Azul.
Azul
cielo.
Cuándo
vas a terminar de afianzar tu azul celeste sobre mi azul relámpago?
Yo azul
tormenta precipitado en Verano…
lamo
siena tostada
y soy
capaz de hacer con mi lengua magenta;
incluso
negro humo que de a luz
un
universo nuevo para ti;
donde
sólo tengamos que latir,
como
hacemos al vernos.
Y los
besos sean:
Rosa
bocado,
blanco
pureza,
rojo
forjado en carmín
y
violeta libre…
Apelo,
amante mío, a tu azul cielo.
Imagen tomada de Jos33llo 2012.
A.
(Siempre he pensado que este poema sólo lo entiende quien pinta. Sin corrección)
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