Llevaba
Gandalf el Gris un ropaje
Clavaico,
clavaico el tono
Pero
algo más chica en tallaje.
Tu bata
es grande y yo la uso a modo de cielo,
La pongo
sobre nuestras cabezas
sembrando
estrellas,
Que se
encienden con cada suspiro que me arrancas.
Yo la adorno
con luceros cuando posas tu fuego
Dentro
del encendido sexo mío,
Por un
instante éste incluso de mí se escapa, corriendo a buscarte
pa’
irse contigo.
Se me
fuga! No lo gobierno! Tampoco quiero, cierto es.
Traidor
Deseo… Dedos de Mago…Polvos dorados importados del país de Campanilla…
Vibras
el mantra de Venus y ella acude a tu voz amante.
Si tiro
del cinturón de tu bata-manta
Y giro
sobre mí dando tres vueltas (que bien puedo) con los pies juntos,
Hago un
cometa! Zas!
Un
cometa que nos roza el pelo
Y nos
despeina arrebatados
Derrochando
una luz que no nos ciega;
Más de
manera pausada empaña la vista.
Bruma
nocturna que sella la entrada de tu cueva
Y que sólo
se levanta cuando nos miramos,
Yo en ti,
Tú en
mí,
Fijamente.
Sudando Cuervo.
Y
acabamos como siempre,
Haciendo
un alud precipitado
Por un
blues en contención jamás tocado por humana mano.
Llevaba
Gandalf el Gris un ropaje
En el
mismo color que tu batica, juraría…
Clavaico,
clavaico el tono
Pero
algo más chica en tallaje.
Él
mataba trolls con su varita,
Tú despiertas
a Afrodita
A golpe
de guitarra…
Ella porta el saco mágico que le ofreciste, con un mechón de tu cabello.
Bajo tu
bata hay estrellas y una Luna cómplice de los furtivos besos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario