jueves, 7 de marzo de 2013

Fuego en la madre


 


A la madrileña le duele el cuerpo,
qué tendrá la madrileña?
Deseo ardiente
de tu saliva tibia que engalana el cuerpo.

Fuego en la madre,
inquietud al mirarte a los ojos
y verte brillar encendido
cuando en mi hincas tu presencia.

Anhelo de tu exhalar
que siendo aliento
se acaba convirtiendo en lava que me redime.
Lava es la baba que se precipita entre mis piernas cuando ante tí
me arrodillo
con la boca abierta
y el cuello entornado
expectante por si me tocas,
sabiendo que ya es seguro que vas a tocarme.

Dolor de hueco
y placer de colmado;
peregrino orgasmo que va o viene
o viene o no va, despreocupado.
Desde mis tripas se arroja
no sin costarme,
y al dejarme arrebatar
por un placer que me turba,
soy reacia a esclarecer si fui o no complacida...

Pero qué importa
si tengo en ese instante tus atenciones?
Tu piel de agua,
tu boca de higos tiernos
y hago partas de un gusto leve a la agitación,
que comienza a modo del suspiro que se te escapa
hasta que lo hago jadeo
que revienta en grito y te sacude entero.


Fuego en la madre,
inquietud al mirarte a los ojos
y verte brillar encendido
cuando en mi hincas tu presencia.


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