martes, 21 de febrero de 2012

Preparación lubricada a introducción de Babilonia


Preparación lubricada a introducción de Babilonia


En realidad,
yo no busco otros hombres sin más,
busco lo que crea en mí
pasar de una mano a otra diferente,
de un olor a otro diferente,
de una a otra lengua.

Quizás esta cuasi necesidad
me hace enferma, o bien
puede que tal cosa sea lo que me permite, todavía,
mudar la piel de vez en cuando.

En realidad yo no busco en concreto nada; ni a nadie,
sólo esa chispa, descarga,
sacudida eléctrica que me hace renacer al mundo
con la ilusión nueva que tiene quien,
tras recibir un gran placer
espera gozar ese placer como si una y otra vez
fuese nuevo, o redescubierto.
Casí un milagro divino de resurrección...

Si es que en realidad, no busco boca
ni de varón, ni de mujer;
sólo anhelo sensaciones,
paisajes de carne, pliegues, sudor y el
soniquete rosado de cualquier pellejo lubricado y tibio
que, sin querer, alberge la intención de deslizarse para apretarse
y contraerse luego
agitado en convulsión loca
por la carne que su carne roza;
motivado por el ansia de buscar la calma que sosiega lo que nos despierta el recorrer ese espacio que dista de un pubis a otro, ese tiempo necesario para entender que llega el suspiro clave que da paso a una penetración y nos genera, en sin razón, las ganas de ser,
de tener, de gobernar; o dejarse hacer de cualquier manera,
sometiéndose al placer de la gozosa entrega, en un arrebatador instante, a
la voluntad del otro.

Miradas llenas del afán que esperando un alivio
rabia de deseo,
labios antropofágos que se muerden,
arañando con los dientes mientras besan,
arrastrando la mezcla de sarro y saliva de un agujero a otro,
glúteos que se aprietan pidiendo así
otro, y otro y otro azote más.

Será grave en realidad vivir un tanto muerta queriendo Babilonia?
Esperando renacer como una estrella
que despierta bajo el remover del trueno; bajo la luz que brinda el relámpago, iluminada por la sombra voraz del Sol negro?

Estaré envenenada de Lilith
o alimentando un súcubo
o  quizás a un incubo?Ay madre!..

O mi infierno debe ser la ansiedad
de alimentarme de la complacencia que me da
apagar los rescollos de quien arde de deseo?

Más yo se bien que esa misma disposición poder me brinda,
pues revelo los caprichos ajenos
que ahogo con la mano siendo fuegos fatuos, bien dentro de mi boca
o de mi vagina.

En realidad no deja de ser un apagar bengalas con el coño,
 puede que tal vez, sea  como una libertina chica de feria,
nómada, recalcitrante, mojada y puta
que se escapa de todo lo que todos los demás esperan de ella.

Puede incluso que sea una chica-pez...
una mujer recubierta de escamas, resbaladiza, narcótica cantante
que llama la atención sobre un punto de mira
dentro de unos ojos tristes que se percatan de que siempre soy más
y a la vez menos de lo que parezco.

En realidad yo no busco en concreto nada; ni a nadie,
sólo esa chispa, descarga,
sacudida eléctrica que me hace renacer al mundo
con la ilusión nueva que tiene quien,
tras recibir un gran placer
espera gozar ese placer como si una y otra vez
fuese nuevo y recién descubierto.

Si algo busco consciente,
entre una y otra pena lúcida,
 es poder abrir las puertas de Babilonia,
un hueco que al ser pez, me permita entrar resbalándo por tu médula
para sacudirte rauda en un compás de hambre caníbal
posado sobre esta lengua,
 como pan sacro que lame con caricia avariciosa
desde los testículos hasta casí tu conciencia,
derramándo saliva densa, saboreando lo perverso de tu sombra;
dando pie a reconciliarte con tu bestia.

En realidad hay algo que no sabes porque no quieres ver...
Y es que eres como una ánguila...
Eléctrico.


Octubre 2011

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