viernes, 16 de julio de 2010

Llevas Hojas De Vid Sobre Tus Sienes


Llevas hojas de vid sobre tus sienes y te delata el olor que proclama tu axila y
Me abofetea la cara gritándome ante el rostro: carne fresca!
Hueles como a caballo junto con lluvia mojando el heno, hueles a pasto
Te meneas como un toro bravo pero apestando a hombre. Y me azuzas!

Viertes en mí tus besos y yo te engaño para que pruebes mi vino recién pisado,
Me visto siempre de doncella para hechizarte
Y solo dejo asomar mi escudo entre los paños cuando quiero que tiembles.
Y solo dejo que veas mi sangre al parir tus hijos.

Llevas hiedra por corona y yo por corona mi vientre,
Llevo el aliento de mi madre con la saliva que calma tu sed por el instante y que te hace de nuevo sentirte sediento, haciéndote el recordatorio del lugar del que provienes, del lugar a donde vas, del lugar donde te mueres para renacer cada vez que me visitas.

E incluso a veces te permites una confianza, adornarte con narcisos los cabellos, para alterar una sangre que no es solo mía, sino de los hijos de tus hijos.
Entonces te cierro las puertas del templo y ahogo en las tripas el instinto de abofetearte,
Porque te moleste o no, con o sin padecimiento, seguiré siendo tu Madre.

Madre amante, devota madre, hermana madre, tu puta madre o puta a secas, o a secas madre! Me concibes a tu antojo, ingenuo!
Me escupes en la boca prepotente y luego te pica el cuerpo si te abstienes de mi carne.
Soy tu diosa llenando la copa, haciendo en cada sorbo el mundo que pisas.

Y soy bajo tus pies el polvo, la arena del desierto que viola tu boca aunque te empecines en apretar los dientes, el útero caliente de barro que depositas sobre tu altar, tu origen, tu tierra, tu patria, tu azote, tu necesidad, tu ser inverso, tu camino, tu destino, tu adobe y hasta tu miel santa.

Te regalo la corona…de vid, de laurel, de hiedra?
Lo mismo… la quieres de.. oro!
Hueles como a caballo junto con lluvia mojando el heno, hueles a pasto
Te meneas como un toro bravo pero apestando a hombre. Y me azuzas!

Mientras bebes mi vino, llueve mundo, pese a tus condiciones bailo a mi antojo, como harán las hijas de mis hijas, mientras mezan a tus hijos entre sus caderas,
Y se vistan de doncellas rememorando el hechizo
Y solo dejando asomar su escudo entre los paños queriendo que tiemblen cualquier día como hoy.